Septiembre 2016
Un país a la deriva.
La situación del país al momento de escribir estas líneas es difícil de adjetivar. En todos los frentes hay problemas y serios, y la capacidad de enfrentarlos está reducida a las decisiones (léase intereses) de la mesa chica del partido en el poder. Son los viejos “luchadores” por la independencia, quienes ahora tienen cautivo y colonizado al país, en esas transformaciones paradojales que la historia nos acostumbra a descubrir una y otra vez. El nuevo presidente, “impuesto” por esa misma mesa chica, no tiene real poder y las contradicciones entre su discurso y sus hechos son cada vez más visibles, incluso para un pueblo con tan poco sentido crítico-político como el mozambicano. La soberbia, característica del poder dominación, no admite consejo ni idea alguna que venga fuera de sí. Aún más, en tiempos de crisis como los que vivimos, parece ser más intolerante para las voces que señalan o dan nombre al evidente fracaso de la gestión en curso: La ceguera! Esta ceguera que pretende ver, tiene silenciado (asesinado) algunas voces discordantes importantes en crímenes que permanecerán impunes según la costumbre de una justicia afiliada al poder y por tanto actuante solo por encargo. Su forma de actuar se ha ido transformando hasta la constitución de “escuadrones de la muerte” que actúan en varias provincias, sembrando el pánico y difundiendo aún más el miedo en el pueblo.
Un miedo que se refuerza con las agresiones verbales y físicas perpetuadas contra quienes convocan a alguna demostración para reclamar por la paz (un terror a la protesta y a la expresión del pueblo, paradojalmente caracterizado como “mi patrón” en el discurso inaugural del presidente Nyussi), las cuales son sistemáticamente prohibidas invocando vericuetos de disposiciones legales contrarias a los derechos teóricamente “consagrados en la constitución”. Las denuncias sobre una deuda ilegal que ahora es cargada sobre el conjunto de la sociedad, la existencia de fosas comunes en más de un sitio, la necesidad de mediadores para resolver el conflicto político-militar con la Renamo, figuran entre los tópicos que el partido en el poder negó enfáticamente a través de sus diputados y sobre todo a través de los medios de comunicación oficiales (del tipo 6,7,8). Pero ante las evidencias (entre ellas el informa del FMI luego del monitoreo de las cuentas públicas)) ha ido teniendo que aceptar estos hechos y haciendo uso del transformismo político más depurado y con los lenguajes camufladores pertinentes, venir a público, y finalmente abrir un proceso en la Procuraduría sobre la deuda y las fosas y finalmente sentarse a negociar con la Renamo a través de los mediadores… Pero la evidencia más sensible es la situación económica, que en definitiva es la causa de estas “concesiones” . Hay una depreciación continua de la moneda, una alta inflación y una disminución grave de los puestos de trabajo por la clausura de fábricas y emprendimientos productivos… Pero la diferencia es que ahora el gobierno no está recibiendo ninguna ayuda económica para financiar su presupuesto (los mediadores de la UE dijeron que no se financian guerras) y entonces ya no hubo “más remedio” que negociar… Después del fallido acuerdo de setiembre del 2014 (elecciones a seguir sospechadas de fraudulentas, intento de asesinato del jefe de la oposición por tres veces) qué confianza puede haber entre las partes, cómo creerle al “pastor mentiroso”? Así el estado de cosas, esta nave (gobierno) sin timonel idóneo (para el bien común), carga cada vez más militares y policías (un estado tipo golpe del 76) y refuerza como decíamos los discursos intolerantes hacia todo lo que no es su manera de ver (ceguera), haciéndose pasar como víctima inocente de una situación creada por su propia mezquindad y avaricia.
Marzo 2015
El Comunicado de los obispos y la Situación política del país
Luego de las controvertidas elecciones generales de octubre, ganadas por el partido en el poder (FRELIMO) y cuyos resultados fueron rechazados por la oposición debido a varias evidencias de fraude acontecidas, la paz alcanzada por los acuerdos de septiembre, que ponía fin a las hostilidades entre el gobierno y el mayor partido de la oposición (RENAMO), volvió a fragilizarse.
El líder de la oposición comenzó a hablar de gobierno de cogestión, queriendo indicar la necesidad de incluir a su partido en los cargos estatales, sobre todo en los lugares donde fue vencedor (provincias del Centro y Norte), mientras se esperaba que el Tribunal Constitucional se expidiera sobre el resultado de las elecciones. A todo esto, la febril actividad del presidente en ejercicio, elevado a categoría de semi-dios por los medios oficiales, quienes le atribuían todo el bien hecho en el país (alguna similitud con nuestra realidad argentina podemos encontrar), planteaba serias dudas sobre la necesaria transición.
Recién a finales de diciembre, el Tribunal Constitucional, como ”era cantado”, validó íntegramente los resultados de las elecciones ( a pesar de las evidencias de fraude presentadas) y fijó anticipadamente el traspaso del poder para mediados de enero (anteriormente había sido a finales del mismo mes).
En la expectativa general de cambio, el presidente Nyussi asumía, con una pesada herencia fruto de un gobierno personalista y arrogante, incapaz de aceptar o reconocer algún tipo de error y por lo tanto cerrado a toda forma de diálogo. A esto se le sumaba la situación de las inundaciones en el centro y norte del país, con más de 250.000 personas evacuadas, la tragedia de Chitima, donde murieron 75 personas fruto de un envenenamiento masivo, y las multitudes que seguían los discursos del líder de la RENAMO Alfonso Dlhakhama, cada vez más provocativos, hablando ya no de gobierno de cogestión sino de regiones autónomas.
Y en pocos días, la atmósfera fue cambiando, gracias a un discurso realmente novedoso y sobre todo a ciertos gestos del nuevo presidente, quien contrariando el parecer de los líderes de su partido se encontró por dos veces con Dlhakhama a quien invitó que presentara el proyecto de regiones autónomas en el Parlamento. Gracias a este diálogo, los diputados elegidos de la Renamo se integraron al Parlamento y el discurso del líder de la oposición se suavizó.
Cuando las cosas parecían encontrar cauce hacia una solución, los miembros de la comisión política de la Frelimo, sin esperar la presentación del proyecto, salieron en campaña por todo el país para decir que el partido se oponía porque atentaba contra la unidad nacional, evidenciando una falta de armonía con la postura dialoguista del propio presidente. Una embarrada de cancha a la que los políticos que solo piensan en mantener y acrecentar su poder están acostumbrados en todas partes y que aquí evidencian las tensiones entre los que conducen el partido (todos alineados en el gobierno cesante) y la nueva administración, y que volvió a subir el volumen del discurso del líder opositor que congrega decenas de miles de personas en sus actos por las provincias.
Así las cosas, el país quedó conmocionado la semana pasada por el asesinato en pleno día y en el centro de la ciudad capital, del catedrático francés, nacionalizado mozambicano, Gilles Cistac, constitucionalista de renombre, quien se había manifestado de alguna manera, a favor del proyecto de las regiones autónomas, diciendo que no eran contrarias la constitución nacional. Desde hacía tiempo era blanco de críticas de los comentaristas laudatorios del régimen anterior y debido a la virulencia de las mismas y a ciertas amenazas había hecho una presentación en la procuraduría general. Su asesinato fue una verdadera bomba en el ya tenso clima político actual.
Es en este contexto que sale el documento de los obispos que ahora compartimos, y que había sido escrito ANTES del asesinato de Cistac. Un documento que llama a las cosas por su nombre y coloca los puntos sobre las íes. Se recupera así la voz de la Iglesia, con su palabra profética e iluminadora, algo que reclamábamos desde hacía tiempo (el último documento había sido una carta en noviembre del año 2013, también preciso e iluminador, que disgustó por cierto al gobierno de entonces).
Esperamos también con nuestra acción pastoral, contribuir a la verdadera unidad nacional, haciendo reflexionar a la gente sobre lo que está pasando en la sociedad, con nuestro trabajo de hormiga que compite con las radios y televisiones copadas por las sectas milagreras brasileras (Iglesia Universal y Mundial) que prometen felicidad y riqueza solo con llegar hasta sus templos. Una paradoja más en este mundo tan cautivante y desafiador. Creer en la semilla de mostaza y su capacidad de crecimiento, el Reino que se hace “sencillamente y a pié” como nos recuerda la canción de Julián Zini. Estamos juntos.